La casa de los budas dichosos by João Ubaldo Ribeiro

La casa de los budas dichosos by João Ubaldo Ribeiro

autor:João Ubaldo Ribeiro [Ribeiro, João Ubaldo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2000-01-01T00:00:00+00:00


La historia de mi vida, ay, mi historia, tan rica y tan corta. Vittorio Gassman tenía razón, lo vi en una entrevista en la tele: la vida debería ser dos; una para entrenarse, la otra para vivirla en serio. En cuanto has aprendido algo, ya es hora de irse. Apenas mis pechos empezaron a crecer, empezamos a jugar a mamás y bebés, aunque Rodolfo fuera mayor que yo. Me sentaba, él ponía la cabeza en mi regazo, yo sacaba un pecho, él ponía las manos cerca de los pezones y mamaba con los ojos cerrados gimiendo por lo bajinis, y así nos quedábamos un rato largo. Después yo cambiaba de pecho y él seguía mamando. Después hubo cierta evolución, yo le toqueteaba la picha mientras él mamaba. Después avanzamos un poco más. Nunca me desnudaba, sólo sacaba los pechos, él en cambio se desnudaba. Después, el asunto fue a más, a más, poco a poco empezamos a liarnos, y me quedé para siempre prendada de su culo. Él se ponía una almohada debajo, y yo cabalgaba sobre él con un placer que nunca había sentido, como con ningún hombre, ni con ninguna mujer, ni con ningún maricón, por cierto, no me gusta mucho liarme con un maricón, sólo por amistad, tengo muchos amigos maricones, me entiendo bien con ellos. Con Rodolfo, el culo era una gozada monumental, no sólo porque él era especial, sino porque se hacía la mujercita sin dejar de ser macho, es indescriptible, sólo se entiende si se presencia, sólo si se vive. Yo lo poseía por entero, esta tenía que ser la condición, enroscada en él, restregándome con fuerza sobre él, abriéndole para restregarme más a fondo, y él se dejaba follar de lo lindo, un dios con el cabello de oro debajo de mí, y yo le mordía la nuca, le pellizcaba las tetillas, le apretaba la picha, y él se giraba para darme la lengua cuando yo se lo pedía. Y después me follaba él. Generalmente él me lo chupaba mientras yo le acariciaba el culo, pero también me gustó mucho cuando él pasó a follarme por detrás, yo levantaba el culo en el momento en que iba a metérmela y me encantaba cuando él me la pasaba por las nalgas como dando pinceladas y hacía como si fuera a entrar y no entraba, hasta que, con su polla bien gruesa, la enfilaba entera dentro de mí… Que nadie me venga con historias, por más recurrentes e incluso consagradas que estén por investigaciones seudocientíficas: una polla pequeña no es lo mismo, claro que no es igual, una polla de buenas dimensiones llena adecuadamente a la mujer y es estimulante y excitante a la vista, que no me hablen de pollas pequeñas. Esta es una más de las bobadas que nos hacen tragar. Las únicas mujeres que aprecian una polla pequeña son las que, de una forma u otra, la temen, ya sea porque les hace daño, ya sea porque están mal de la cabeza. Lo mismo ocurre con una polla blanda.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.